En 2015, nosotras, militantes de la Marcha Mundial de las Mujeres de todos los continentes del planeta, alzaremos una vez más nuestras voces entre el 8 de marzo y el 17 de octubre, para afirmar: “Seguiremos en marcha, hasta que todas las mujeres seamos libres!” Seguiremos en marcha hasta que todas seamos libres del sistema capitalista, patriarcal y colonialista que nos oprime. Libres del acaparamiento de tierras, de semillas y de los bienes naturales. Libres de la criminalización de nuestras luchas sociales. Libres de la violencia que crece a través del aumento de los conflictos armados y las guerras de tipo no convencional, llevadas a cabo por grupos fundamentalistas; ejércitos armados privados, mafiosos y del crimen organizado.
Seguiremos en marcha hasta que seamos libres de los mercados financieros y de las empresas transnacionales, que especulan sobre los bienes naturales, que atacan los derechos y conquistas sociales obtenidos después de muchas luchas, y que obligan al Estado a privatizar los bienes comunes y servicios públicos de educación, salud y, otros servicios sociales.
Seguiremos en marcha hasta que eliminemos de nuestras vidas la violencia sexista y patriarcal. Hasta que se acabe con la explotación, apropiación y mercantilización de los cuerpos y del trabajo de las mujeres. Hasta que se deje de negar la humanidad y la subjetividad de las mujeres, y erradiquemos la explotación de nuestro trabajo productivo y reproductivo, invisibilizado y desvalorizado.
Seguiremos en marcha hasta que seamos libres de todas esas violencias, porque las mujeres somos las primeras víctimas, pero también somos las sobrevivientes, las primeras en defender los derechos y la dignidad de las mujeres y de los pueblos.
Somos millones de mujeres que luchamos en todo el mundo. Además de cuidar de nuestras familias y comunidades, además de asumir la gran mayoría de los trabajos de reproducción en el mundo, seguimos en marcha construyendo propuestas y alternativas, con base en la autonomía de las mujeres y en la autodeterminación de los pueblos. Tejemos redes de solidaridad entre nosotras promover la igualdad entre las mujeres, entre mujeres y hombres, y entre los pueblos.
Nosotras estamos construyendo una economía feminista y solidaria, cambiando los patrones de reproducción y producción, distribución y consumo, construyendo políticas emancipadoras en base a la soberanía alimentaria y popular. Reconocemos el trabajo doméstico y de cuidados como algo fundamental para la sostenibilidad de la vida, y que este debe ser compartido de forma igualitaria con los hombres en el seno de la familia y de las comunidades.
Afirmamos que la auto-organización de las mujeres es nuestra estrategia de fortalecimiento como sujetas políticas, que construimos una fuerza mundial, en alianza con los movimientos sociales que comparten nuestra lucha anti-capitalista, antipatriarcal, anticolonialista y por una sociedad basada en los valores de la solidaridad, libertad, la igualdad, la justicia y la paz.
¡Unámonos en las acciones de la Marcha Mundial de las Mujeres hasta que todas seamos libres!