En junio, la Marcha Mundial de las Mujeres firmó una carta con docenas de organizaciones aliadas en la que se exige a las empresas transnacionales que pongan un fin a la devastación de Cabo Delgado, la provincia más septentrional de Mozambique. La industria del gas está causando estragos en Cabo Delgado, con comunidades que mueren de hambre y sin tierra, incluso antes de que se empiece la extracción del gas. La carta tiene una amplia descripción de lo que está sucediendo allí.
«Las empresas transnacionales de combustibles fósiles, los contratistas, los financiadores privados, las consultorías de riesgo junto con el gobierno de Mozambique están haciendo girar las ruedas de esta industria. Todos son cómplices. Las empresas transnacionales de combustibles fósiles se jactan del ‘desarrollo’ y la ‘elevación’ que la industria del gas traerá a Mozambique. Hablan de los 150 trillones de pies cúbicos de gas que se han descubierto y de cómo buscan más. Pero las promesas que han hecho a las comunidades de Cabo Delgado – proporcionar empleo a miles de personas, compensación por la tierra para continuar la agricultura y mantener los medios de vida, mejor educación y atención sanitaria para los pueblos mediante los ingresos que recibe el gobierno – no se han cumplido y los impactos superarán con creces los beneficios, presentes y futuros.
«En cambio, la provincia se está hundiendo en la ruina y la presencia de las empresas transnacionales sólo es perjudicial. La inversión extranjera no es imperativa para los países en desarrollo como Mozambique. La historia ha demostrado que la inversión extranjera en combustibles fósiles hace poco para ayudar a los países pobres a desarrollarse, es más a menudo perjudicial. Mozambique ha acogido durante años una industria extractiva internacional, pero sólo un tercio del país tiene acceso a la electricidad. En 2018 Mozambique ocupó el puesto 180 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH)».
La carta describe los brutales ataques de insurgentes y extremistas que han devastado comunidades enteras en Cabo Delgado, sin final a la vista, y el desplazamiento de más de 100.000 personas a causa del conflicto. El extremismo se alimenta en parte de la ira de los jóvenes ante el desempleo masivo, la apropiación de tierras, la pérdida de medios de vida y la opresión. Y las fuerzas militares del gobierno, exigidas por las empresas transnacionales, protegen la industria del gas, no a los pueblos. Periodistas que trabajan en Cabo Delgado, especialmente los de la región del gas, han sido arrestados o detenidos sin cargos en los últimos dos años, algunos desde hace meses. El periodista Ibrahimo Abu Mbaruco, está desaparecido desde el 7 de abril. El Sr. Selemane, de Palma, fue secuestrado el 20 de mayo de 2020, 24 horas después de haber denunciado los malos tratos y el carácter prepotente de los militares de la zona.
Las demandas de los derechos de las personas y las normas para los negocios fueron enviadas a las transnacionales con actividades en Cabo Delgado: : Total, ExxonMobil, Shell, Eni, Galp, HSBC, Standard Bank, United States International Development Finance Corporation. También al gobierno de Mozambique, que apoya a esas empresas y organismos financieros.
La Marcha Mundial de las Mujeres se solidariza con los pueblos y contra el poder y la impunidad de las empresas transnacionales, agentes de violaciones de los derechos humanos, desplazamiento de personas de sus territorios, despojo de los recursos naturales y la destrucción del medio ambiente.
Resistimos para vivir, marchamos para transformar!