El 4 de mayo, la Marcha Mundial de las Mujeres y el portal Capire organizaron otro webinario para debatir aspectos de la coyuntura de la vida de las mujeres en el mundo. Esta vez el tema fue «Migraciones y refugio en la agenda feminista». Los webinario han sido herramientas para conectar a las militantes de la MMM y otras organizaciones aliadas en torno a nuestras diferentes realidades.
Las intervenciones iniciales fueron de Yafa El Masri, candidata a doctora en geografía humana, refugiada palestina en Líbano, Kathia Ramírez, indígena zapoteca de México, miembra del Comité de Apoyo a los Trabajadores/as Agrícolas (CATA) en Estados Unidos, y Marianne Ebel, militante de la MMM en Suiza, integrante de Derecho de Permanecer/Neuchâtel y Todos Para las Fronteras/ Europa [Droit de Rester/Neuchâtel e de Toutes Aux Frontières/Europe]. Ellas aportaron una visión general de la dinámica de la migración y su relación con la precariedad de la vida y el trabajo para las mujeres y las poblaciones racializadas en sus territorios.
Yafa presentó la situación de personas migrantes y refugiadas palestinas, sirias y otras nacionalidades en Líbano, y expuso cómo el sistema de Kafala niega a las mujeres migrantes el acceso a la autonomía y los derechos laborales. Kathia Ramírez compartió sobre las luchas populares de la población migrante y campesina en Estados Unidos, señalando cómo la idea del «sueño americano» es falsa, ya que las personas que migran sufren la falta de seguridad social, el racismo y las desigualdades. Y Marianne Ebel, habló sobre aspectos de la situación de la migración y el refugio en Suiza, la precariedad laboral, la xenofobia hacia los migrantes no europeos y el debate que la Marcha Mundial de las Mujeres mantiene desde hace más de 20 años.
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Además de las aportaciones iniciales de las compañeras, el webinario fue también un potente espacio para compartir análisis y las propuestas políticas de la MMM en varios países. Las experiencias revelaron el carácter sistémico de la dinámica de las migraciones al redor del mundo, y su relación con el modelo capitalista, heteropatriarcal, colonial, racista y lgbtfobico en el que vivimos. Las migraciones están relacionadas con la división social, racial, sexual y internacional del trabajo que hace que las vidas sean precarias, y porque el colonialismo se actualiza con el poder de las empresas transnacionales, con la explotación extractiva, la militarización y la guerra. Además de comprender las causas del aumento de la migración en la actualidad, también reflexionamos sobre los retos y obstáculos a los que se enfrentan los migrantes y refugiados en los territorios de destino, también marcados por la violencia, la criminalización y la precariedad.
Cuando hablamos de migración y refugio, hablamos de personas que ya se encuentran en situación de fragilidad social, física, económica y psicológica incluso antes de tomar la decisión de abandonar su lugar.
«Es como si fuera una migrante dentro de su país, ya vive conflictos y problemas estructurales que la hacen buscar un lugar mejor, de oportunidades, un ‘El Dorado’ que la convierte en un blanco fácil para los oportunistas de este sistema depredador», como dijo Graça Samo, coordinadora del Secretariado Internacional de la MMM.
Otra cuestión que se planteó en el debate fue el aumento de la xenofobia en los países que reciben población migrante, países que a menudo también tienen problemas estructurales similares a los países de las personas migrantes. La xenofobia es fomentada por los nacionalismos de derecha y provoca la hostilidad incluso de las capas populares de la sociedad, porque hay un sistema que las empuja hacia la vulnerabilidad y la escasez, como la disputa por el empleo y la vivienda, como ha ocurrido en los países sudafricanos.
Para Graça Samo, es necesario entender la cuestión de las migraciones para comprender cómo tratar la diversidad cultural y sus influencias en nuestros territorios. Puso el ejemplo de la cuestión de la mutilación genital en Mozambique. «Hasta hace poco tiempo no nos ocupábamos de este debate, pero hoy es una realidad en nuestras comunidades, que a menudo nuestras organizaciones públicas y políticas no saben cómo tratar o afrontar.
La violencia es múltiple, tanto para las que consiguen quedarse en el país de llegada como para las que sufren deportaciones. Muchas personas son expulsadas por la fuerza del país al que migraron, y cada deportación supone una separación brusca de una familia o comunidad. La situación de ilegalidad convierte a las personas en objetivo del Estado, como ejemplificó Kitzia Esteva, de la organización Grassroots Global Justice (GGJ), que forma parte de la MMM en Estados Unidos:
«Un agente te busca en el trabajo, en tu casa; te detienen sin tener un abogado; a menudo estás ‘detenida’ durante meses, a menudo sin acceso a tu familia y a tus abogados, porque los abogados de inmigración son caros y los servicios legales gratuitos de las organizaciones son limitados; luego un juez ‘atiende’ tu caso y te declaran ‘deportable’, te meten en un avión y te mandan de vuelta a tu país de origen, a menudo en condiciones de violencia o de emergencia social/económica o climática.»
Las mujeres que migran se enfrentan a la violencia, incluso la sexual. Esto ocurre en los circuitos y caminos de la migración, en la represión y la criminalización, y también en las redes de tráfico internacional de personas para la prostitución. Nzira de Deus, de la MMM Mozambique, denunció que ésta es una dimensión oculta también en contextos de conflicto, como en Cabo Delgado, donde la violación se utiliza como arma de guerra. Congo, Angola y Uganda también fueron mencionados como países que sufren con el intenso flujo migratorio en sus fronteras.
Nalu Faria, del Comité Internacional de la Marcha y de la coordinación ejecutiva de la MMM Brasil, analizó cómo las dinámicas migratorias están ligadas a la expulsión de las poblaciones de sus territorios, a su modo de vida, a la expropiación de los medios de vida y a la creciente ola de miedo que asola a las poblaciones, especialmente en América Latina. En la región, el miedo y el sistema económico capitalista van de la mano.
«Tenemos derecho a migrar, a ir y venir, porque somos ciudadanas del mundo, porque creemos en un mundo sin fronteras. Pero también tenemos derecho a no migrar. Estamos viendo que las condiciones de nuestros territorios nos obligan a migrar. Por eso luchamos por un modelo en el que la sostenibilidad de la vida esté en el centro, en el que todos tengan una vida que merezca la pena.»
En la pandemia se ha puesto de manifiesto la agudización del conflicto entre el capital y la vida. En este contexto, Souad Mahmoud, de la Marcha Mundial de las Mujeres de Tunisia, dijo que estamos subyugadas a quienes eligen quién debe vivir o morir. También destacó cómo la población migrante sufre la ilegalidad y ahora la falta de acceso a la vacunación debido a las políticas estatales alineadas con los intereses de las empresas farmacéuticas transnacionales, las élites y el capital.
En este sentido, nuestra solidaridad feminista e internacional ha sido tan importante para movilizar la lucha por el derecho a la salud, a la vacunación de una manera libre del control de las empresas farmacéuticas sobre las patentes.
El webinario contribuyó a construir elementos de análisis comunes desde diferentes realidades y especialmente a señalar nuestra perspectiva de lucha feminista en torno a las migraciones y el refugio. Las compañeras destacaron la solidaridad internacionalista entre los pueblos de los países que reciben a las personas migrantes; la construcción y el fortalecimiento de la autoorganización popular donde quiera que estemos y la construcción de identidades como sujetos políticos, incluso entre los pueblos migrantes como estrategias. «Esta constitución del sujeto político necesita integrarse con otras formas de organización en estos territorios, en busca de una unidad para tener fuerza y desmontar el modelo tal y como es hoy», dijo Nalu Faria.
En la Marcha Mundial de las Mujeres, el desafío es articular una agenda que conecte el tema de las migraciones con todas nuestras demandas, respondiendo a nuestro constante desafío de mirar las dimensiones locales y temáticas vinculadas a nuestra respuesta global, nuestras resistencias y alternativas para poner en el centro la sostenibilidad de la vida.