El pasado 14 de mayo, la CN de Turquía inició la Escuela de Organización Feminista de los Balcanes con la participación de mujeres de Bulgaria, Macedonia, Bosnia y Herzegovina, Albania, Rumania, Armenia, Georgia y Turquía.
La escuela pretende iniciar un proceso de articulación y organización de las mujeres de la región. Unas 35 mujeres se reunirán durante tres días de la formación que comenzó con el saludo de Yıldız Temürtürkan, coordinadora internacional de la MMM, que presentó la Marcha Mundial de las Mujeres a las participantes. «El nuevo secretariado internacional de la MMM está en Turquía. Con este reto, entendemos que es estratégico para el movimiento feminista conectar con las luchas de las mujeres en Turquía y en las regiones del Cáucaso, los Balcanes y el Mediterráneo», dijo Yıldız.
Asimismo, Zeynep Alica, de la CN de Turquía, compartió las experiencias adquiridas el año pasado durante la IFOS – Escuela Internacional de Organización Feminista Berta Cáceres, lanzada el 4 de marzo de 2021, y que reunió a casi 200 mujeres de diferentes partes del mundo.
La escuela en sí es un proceso que avanza en la organización del feminismo de base. Fue construida por cuatro movimientos y organizaciones -Grassroots Global Justice, Grassroots International, Indigenous Environmental Network y la Marcha Mundial de las Mujeres- y representa un proceso de síntesis política articulado con metodologías de educación popular, con el objetivo de contribuir a la formación de militantes que sean también facilitadoras y organizadoras del feminismo popular en sus países y territorios.
Durante tres días, las mujeres discutirán los temas: Sistemas de Opresión, Economía Feminista para la construcción de la soberanía alimentaria y la justicia climática, y Comunicación Feminista y Popular como estrategia para la democratización de la comunicación y la construcción de movimientos.
Identificar los retos y los puntos en común para entender el patriarcado como un sistema articulado al racismo, conservadurismo y fundamentalismo en la región
Los grupos conservadores insisten en intentar abolir la convención de Estambul como forma de aumentar el control sobre los cuerpos. Las mujeres y las personas LGBT+ son constantemente atacadas por el conservadurismo, se les niega el acceso a la educación sexual en las escuelas y se atacan constantemente los derechos sexuales y reproductivos. Nos encontramos con obstáculos a nuestro derecho al aborto; intentan utilizar las leyes existentes en algunas regiones como ejemplo. Además, el matrimonio forzado y precoz es otra forma de violencia contra los niños, otra forma de controlar la vida de las mujeres y otra forma de violencia doméstica.
La militarización y el alfombramiento de los territorios son impulsados por los presupuestos públicos nacionales que destinan una importante cantidad de dinero a la industria bélica en lugar de invertir en educación y salud, por ejemplo. Las mujeres también denunciaron el neoliberalismo y el fascismo como herramientas para poner el beneficio por encima de la vida, destacando el agravamiento del conflicto entre el capital y la vida. La defensa del Estado es urgente frente a la ofensiva neoliberal.
En este sentido, el racismo, la xenofobia y la migración son cada vez más frecuentes, situaciones en las que las personas en posición de migración y refugio son colocadas en trabajos precarios, y las mujeres y niñas sufren aún más la violencia sexual y económica. Un ejemplo citado es el de las mujeres ucranianas que no tienen acceso al aborto cuando sufren violencia y buscan ayuda en otros países, como Polonia. Las mujeres de Turquía también destacaron el crecimiento de los movimientos religiosos fundamentalistas que utilizan las vías institucionales para atacar la vida de las mujeres.
Experiencias y alternativas feministas para poner la sostenibilidad de la vida en el centro
Las participantes también reflexionaron sobre la justicia climática y la soberanía alimentaria con Maja Bajic, de Amigos de la Tierra Bosnia, y Marika Kapanadze, de Elkana, una organización que forma parte de la Vía Campesina y trabaja para fortalecer la producción de la agricultura familiar del país.
Aleksandra Radevksa y Natasha Dokovska, compartieron sus experiencias como periodistas y provocaron la reflexión sobre la importancia de defender la libertad de prensa y las posibilidades de pensar en la relación de nuestros movimientos con los medios de comunicación para enfrentar la disputa de las narrativas. También presentaron caminos posibles sobre cómo integrar aún más las experiencias de las mujeres a través de Capire, el portal de comunicación internacional feminista y popular coordinado por el MMM.
Tica Moreno y Natália Blanco, del MMM Brasil, también compartieron las experiencias del colectivo de comunicadoras de la marcha en el país y también del portal Capire, señalando nuestra comunicación feminista como una apuesta política para romper con el capitalismo digital y sus trampas.
Las mujeres de base, tanto en la región como en el mundo, venimos enmarcando el feminismo antisistémico desde las plataformas digitales para disputar ideológicamente el debate público, señalar nuestras alternativas y visibilizar nuestras resistencias. Sin embargo, también señalan que es necesario hacer un uso crítico de ellas ya que operan bajo la misma lógica de explotación y acumulación de información.
Poner la vida en el centro implica reorganizar la vida, redistribuyendo el trabajo de producción y reproducción social en una relación de inter y codependencia con la naturaleza. Establecer relaciones económicas y sociales basadas en la solidaridad, la igualdad, el internacionalismo y las alianzas entre los múltiples movimientos de resistencia en todo el mundo. Esto es poner la sostenibilidad de la vida en el centro.
El proceso iniciado en estas jornadas continuará a través de encuentros virtuales para seguir articulando las organizaciones de mujeres de la región y construyendo colectivamente la formación feminista para transformar el mundo.