¡Resistir a la explotación de nuestros cuerpos, tierras y la imposición de las guerras!
Mujeres de todo el mundo organizadas en la Marcha Mundial de las Mujeres tejemos resistencias, desde hace 25 años a un sistema que se sustenta sobre la explotación de nuestros cuerpos, la invisibilización y precarización de nuestros trabajos y la expoliación de nuestros territorios, la imposición de las guerras en todas sus formas.
Este 8 de marzo tomamos las calles y exigimos que secén las agresiones contra los pueblos, especialmente contra el pueblo palestino. En los últimos meses hemos sido testigo de la determinación del estado sionista de Israel de acabar con Palestina su infraestructura sanitaria, de producción de alimentos, de tratamiento de aguas, de educación. Levantamos nuestras voces para denunciar que los que ocurre en Gaza, Cisjordania y territorios fronterizos a Israel es un genocidio y la expresión perversa de un gobierno colonialista y racista.
Condenamos enérgicamente la posición de la Unión Europea y EEUU, son cómplices de este acto de barbarie, comparables con los del apartheid sudafricano o las políticas de exterminio nazis.
Agradecemos y apoyamos las posiciones valientes de los gobiernos que han levantados sus voces en las cortes internacionales y nos unimos al grito global que exige que se detenga el genocidio y se respete y garantice el derecho de palestina a tener un territorio y estado soberano.
Reconocemos y defendemos el legítimo derecho del pueblo palestino a la defensa. Nadie puede esperar que después de mas de 70 años de ocupación, violaciones de los más elementales derechos del pueblo palestino se comporte como una víctima pasiva y perfecta para el sacrificio.
Pero lamentablemente no solo sufren las mujeres y el pueblo palestino
Nuestro feminismo se moviliza este 8 de marzo contra las investidas del imperialismo, y el corporativismo internacional y sus expresiones más crueles los conflictos armados, las agresiones bélicas y las guerras.
La lista de conflictos alrededor del mundo aumenta día a día, aunque los grandes medios de comunicación solo nos muestren un par. Las Guerras, conflictos y militarización son naturalizadas en el sistema de opresiones múltiples: capitalista, patriarcal, colonial y racista; y utilizadas como mecanismos para salir de sus crisis, dinamizar economías y garantizar su lucro.
Los territorios se militarizan en África, Asia, Oceanía y América por los intereses económicos de las élites y de las empresas transnacionales. Es sabido que donde hay militarización aumentan las violencias contras las mujeres y donde los poderes transnacionales se instala aumenta la trata de persona y las explotaciones sexuales de mujeres, niñas y niños.
Es por esto que este 8 de marzo condenamos las violaciones de derechos humanos especialmente la vulneración de los derechos de las mujeres a vidas libres de violencias, trabajos dignos, a decidir sobre sus cuerpos y vidas.
Denunciamos el avance de los fundamentalismos religiosos y su agenda anti derecho contra las mujeres, disidencias y la clase trabajadora y su alianza criminal con el capitalismo, racista y colonialista. Nos solidarizamos con las activistas feministas y periodistas injustamente privadas de libertad y encarceladas en diversos países.
Expresamos nuestra solidaridad a nuestras compañeras cubanas, venezolanas, saharauis entre otros pueblos, que resisten diariamente a bloqueos, sanciones y violencias.
Este 8 de marzo, día de las mujeres trabajadoras mas que nunca defendemos la centralidad del trabajo como único proceso que genera riqueza. Visibilizamos que el trabajo no se limita a lo que se produce para los mercados, sino que abarca todas las actividades que hacemos para sostener nuestras comunidades y en general la vida.
Resaltamos el trabajo de millones de mujeres que resisten a la crisis climática y crean alternativas reales para acabar con el hambre, mantener sus riquezas culturales y defender los bienes comunes
Reafirmamos que nuestras luchas son de carácter internacionalista, nuestro feminismo es popular, comunitario y obrero. Reconocemos que nuestra gran fortaleza es nuestra capacidad de seguir construyendo agendas comunes y unidad desde el reconocimiento y respeto de nuestras diversidades.