La Marcha Mundial de las Mujeres en África celebró el 25 de mayo, Día de la Liberación de África, el seminario web Mujeres Africanas en Primera Línea Resisten la Ocupación Territorial en Medio de la Pandemia de Covid-19. La actividad fue organizada por mujeres de Mozambique, Tanzanía, Ghana, Zimbabwe, Sudáfrica, el Sáhara Occidental, Uganda y Kenya. Hablaron de los desafíos que enfrentan las mujeres ante la pandemia y de las estrategias para superarlos. También hablaron de nuestras alternativas al modelo que, incluso antes de la pandemia, generaba crisis y desigualdades, y de las oportunidades que tenemos para mostrar esas alternativas.
En el Día de la Liberación de África, saludaron a nuestras hermanas del Sáhara Occidental y su lucha por la liberación de la ocupación marroquí. El Sáhara Occidental es la última colonia del continente africano y lucha por recuperar sus tierras, usurpadas por el Reino de Marruecos en un acuerdo con España.
Enfrentando la crisis
En diferentes países, el efecto del capitalismo hetero-patriarcal, neoliberal, colonialista e imperialista en la vida de las mujeres es similar. Así pues, como en otros países y regiones, las mujeres de África también sufren los mayores efectos de la crisis sanitaria. Las mujeres contaron cómo los gobiernos de la región han decretado medidas de aislamiento (en varios países, cierres estrictos) sin ninguna medida de protección social y, en muchos lugares, incluso sin acceso a agua limpia o a recursos para comprar productos higiénicos. Nos hablan del alto desempleo, con empresas que cierran o suspenden sus operaciones y la imposibilidad de comprar productos y venderlos en los mercados, actividad económica de muchas personas en países donde gran parte de la economía es informal.
Hay hambre. El bloqueo fronterizo en países como Zimbabwe y Mozambique, que dependen de las importaciones de alimentos de Sudáfrica, ha causado escasez de alimentos y aumentos de precios. Incluso en Sudáfrica los precios han aumentado y muchos productos perecederos se han estropeado sin venderse. También nos hablan de problemas como en Uganda, donde se detuvo a las mujeres que violaron las normas de cuarentena para lograr trabajar y conseguir alimentos para sus familias. Hay un aumento de la pobreza debido a los empleos perdidos, y también fueron las mujeres las más afectadas por los despidos.
Sobrecargadas por el trabajo doméstico y de cuidado, las mujeres sufren de estrés y agotamiento. También sufren de violencia doméstica y de género, que aumentó durante la pandemia. Los despidos y el cierre de industrias y minas y el regreso de los trabajadores a sus países de origen han aumentado la violencia, tanto en los hogares como en los centros de cuarentena para los repatriados. En provincias como Sofala y Manica (Mozambique), la nueva situación de emergencia provocada por la pandemia ha afectado a las poblaciones que todavía se están recuperando de la destrucción de su infraestructura, incluidos los hospitales, debido al cambio climático y a los ciclones de 2019.
Compartiendo estrategias
Las estrategias para hacer frente a la nueva crisis se basan en la solidaridad entre las mujeres y su organización. Las mujeres hablaron de compartir información y alimentos, buscar fuentes alternativas de ingresos, formar grupos de apoyo tanto para liberar a las mujeres presas como para dar refugio a las mujeres que viajaban y que se vieron impedidas de volver a sus hogares por las medidas de encierro. Compartieron iniciativas para mantener la escucha necesaria para tantas mujeres que pasan por tan grandes problemas. Las militantes destacaron la importancia del intercambio de información entre las mujeres organizadas en los países donde la comunicación por radio y televisión está dominada por los gobiernos. En Zimbabwe, la Coalición de Mujeres ha iniciado un Boletín Diario con información sobre cuestiones como el hambre, los mercados cerrados, el desempleo, qué hacer con el cuidado de los niños, cómo protegerse del coronavirus. La información ayudó a las mujeres a organizar la fabricación de máscaras y productos de higiene para protegerse y vender.
Otra estrategia es exigir a los gobiernos que rindan cuentas de todos los recursos de las donaciones y préstamos que se reciben para luchar contra la pandemia. Las mujeres hablaron de la necesidad de recopilar información de los gobiernos, sintetizarla y publicarla, incluso con riesgo de criminalización. Las mujeres participan en los comités de respuesta a la pandemia, tanto en el sector público como en el privado, haciendo un seguimiento de esto.
Levantando nuestras voces y demandas
«No podemos volver a la normalidad. Tenemos que exigir la salud, la educación, todos los servicios básicos a los que tenemos derecho, que sean públicos. Necesitamos detener la mercantilización de estos servicios básicos. Necesitamos democratizar y socializar nuestro sistema alimentario. Necesitamos la agroecología, necesitamos producir y consumir localmente y al mismo tiempo demandar justicia climática global. No podemos depender de la agroindustria para alimentarnos. Este es el momento de que el mundo reconozca el papel de la producción local de alimentos y también el papel de las mujeres en esta producción, ya que el 60% de la producción de alimentos es realizada por mujeres», resumió Theodora Pius, de Tanzania, «Necesitamos levantar nuestras voces para que el trabajo de las mujeres no siga siendo silenciado. El coronavirus nos ha mostrado que el trabajo de cuidado es el más fundamental, el peor pagado y está ocupado por mujeres. Y lo que siempre hemos promovido es el reconocimiento y la redistribución de este trabajo, del trabajo reproductivo. Ha llegado el momento de exigir el reconocimiento del trabajo de las mujeres, que producen alimentos y cuidan de sus comunidades», dijo Wilhelmina Trout de Sudáfrica.
¡Resistimos para vivir, marchamos para transformar!
Boletín de Enlace – Julio 2020